«Mank» es la nueva película de David Fincher: una película en blanco y negro sobre el rodaje de «Ciudadano Kane», que ha producido Netflix… porque nadie más se atrevido a producirla. Es, de hecho, la película por la que Fincher suspendió la grabación de una tercera temporada de «Mindhunter» (la primera de las 12 series policíacas para ver en 2021 que destacamos en otro artículo). Y se dice, ya, que «Mank» puede ser la gran favorita en los próximos Oscar, con probables candidaturas de mejor director, mejor actor principal, mejor guión… y mejor película.

Pero, ¿valió la pena quedarnos sin «Mindhunter» para ver «Mank»? ¿Es buena, es mala, o es una película sólo para (muy) cinéfilos? Tratamos de responder a esa pregunta… como lo haría un guionista del Hollywood clásico.

Póster de «Mank» con trineo: una pista del final de esta crítica.

INT. DESPACHO DEL DOCTOR RUMACK. NOCHE.

Un redactor de una web de cine y televisión escribe una crítica sobre la última película de David Fincher. A su lado, una taza de café y algo de chocolate. Quiere ser objetivo pero sabe que va a ser difícil. Escribe:

«Un crítico de cine ha de tener mucho cuidado al hablar de una película que retrata el mundo del cine. En su trama van a aparecer nombres, títulos, situaciones y chistes cinéfilos sólo para iniciados. Y «coger» esos chistes y saber que están ahí para nosotros va a hacer que bajemos la guardia y escribamos con cariño sobre esa película que masajea nuestra pasión (y nuestro ego). Somos amables y benévolos al hablar de «Vivir rodando», de «La noche americana»… y también de «Mank». Pero ¿de verdad es tan buena? ¿Pueden gustar al público común, que ve cine para divertirse? ¿O sólo es un caramelo para «creyentes» del Séptimo Arte, que han decidido ya enamorarse de la película en cuanto ven que habla sobre su religión?«.

INT. DESPACHO DEL DOCTOR RUMACK. AMANECER.

El redactor da unos sorbos al café. Su frente se arruga: ha consumido dos párrafos y todavía no ha dicho nada, salvo plantear el dilema del crítico / cinéfilo. Asoma el primer rayo de sol y es domingo: quiere ir al meollo del asunto.

CORTE a DOCTOR RUMACK TECLEANDO:

«La nueva película de David Fincher, «Mank», está basada en hechos reales y se centra en la figura del prestigioso guionista Herman Mankiewicz, y del convulso proceso creativo que le llevó a escribir «Ciudadano Kane». Partiendo de ahí, «Mank» es un retrato corrosivo y divertidísimo del Hollywood clásico, y un emotivo homenaje al oficio del guionista. Pero es también una carta de amor de David Fincher a su propio padre, el ya fallecido Jack Fincher, que escribió el guión de «Mank» hace décadas sin que nadie se atreviera a filmarlo. David lo ha hecho, respetando el estilo de «Ciudadano Kane»: rodando en blanco y negro y sonido monoaural, imitando al cine de los años 30 y 40 ya desde los títulos de crédito, e incluyendo guiños continuos a la legendaria película de Orson Welles que escribió Mankiewicz. Con un planteamiento tan atrevido, ninguno de los viejos estudios de Hollywood se atrevió a financiar «Mank», y David Fincher ha tenido que rodarla para Netflix. Lo que nos lleva a la singular paradoja de que este canto al cine de toda la vida llega de la mano de la plataforma de «streaming» que puede acabar con el cine de toda la vida».

INT. DESPACHO DEL DR.RUMACK. DÍA.

El sol entra por la ventana. Al redactor se le acaba el tiempo que tenía para escribir la crítica, y no está seguro de que al lector le quede claro si «Mank» es buena o mala. ¿Qué habría hecho Herman Mankiewicz en su lugar? Emborracharse, probablemente. Mala táctica: mejor volver al teclado y lanzarse a las conclusiones. Escribe:

«Dice Jerry Bruckheimer, famoso productor de películas de acción, que él no está en el negocio del cine sino en el negocio de los viajes: de hacer viajar al espectador a otro mundo, durante las dos horas que dura un film. En ese sentido, «Mank» es una gozada de viaje, a un mundo que ya desapareció. Caminamos, respiramos y sentimos el Hollywod dorado (aunque no veamos sus colores, o quizá precisamente gracias a ello). El actor Gary Oldman, en la piel de Herman Mankiewicz, ofrece una interpretación monumental (aunque eso no es nuevo). Un David Fincher más maduro que nunca logra que todos los malabarismos formales estén siempre al servicio de la historia, y no al servicio de sí mismos. Y quizá lo más difícil de todo: el homenaje al pasado nunca es ingenuo ni complaciente. «Mank» es un aplauso al guionista «outsider», pero el desenlace es un puñetazo al estómago del espectador: el «outsider» también era, sin saberlo, el bufón de la Corte. Y cuando deja de ser divertido para los poderosos, se le expulsa del Paraíso».

EXT. LA CALLE, JUNTO AL PORTAL. DÍA.

El redactor da por terminada su crítica y sale a sus quehaceres cotidianos. Volver del viaje de «Mank» es volver a un mundo de colores, pero a la vez, en cierto sentido, más gris. Y resuenan en su cabeza las grandes frases que escribió Herman Mankiewicz para «Ciudadano Kane». Como esta: «Hacer dinero es la cosa más fácil del mundo, si sólo se quiere hacer dinero». O esta otra: «Si no hubiese sido tan rico, habría llegado a ser un gran hombre». O esta otra más: «La vejez es la única enfermedad de la que uno ya no espera curarse».

Con diálogos de cine tan rotundos como ésos se forjó el amor del redactor hacia las películas del Hollywood clásico. Pero ese mismo amor le hace difícil saber si la nueva película de David Fincher puede enamorar a todos, o sólo a los que ya están enamorados del cine. Intentará resumirlo en dos líneas. No serán tan buenas como si las hubiera escrito «Mank», pero quizá no sean malas del todo:

«La película de Fincher te va a entusiasmar, y la vas a gozar de principio a fin… si sabes qué es «Rosebud». Si no lo sabes, quizá te deje un poco frío. Como un trineo varado en la nieve».

FUNDIDO A NEGRO. FIN.

David Fincher y Gary Oldman en el plató de "Mank".
David Fincher y Gary Oldman rodando «Mank».

Author

Dr. Rumack

Volando de cine en cine desde 1975, aterrizo en "Sesión Doble" con un doble objetivo: hablar de cine, y hablar de televisión. Disfruta con nosotros, opina lo que quieras y critica lo que te parezca: todo es bienvenido. Pero por favor: no me llames Shirley.

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