Steven Seagal cumple 70 años el domingo 10 de abril… envuelto entre acusaciones de violación, acoso y amistad con genocidas. ¿Recuerdas su último éxito de taquilla? Seguro que no, porque lleva 3 años sin rodar película alguna, y casi 2 décadas sin estrenar nada en cines. Y aún así, su ego sigue siendo tan grande como, ejem, su perímetro abdominal. Con motivo de su 70 cumpleaños, repasamos a continuación las 10 grandes miserias de Steven Seagal: alguien que, una vez, hace tiempo, fue una superestrella.

1 / Steven Seagal es amigo personal de Vladimir Putin

Fue el héroe de «Alerta máxima» y de «Buscando justicia», y ha ejercido incluso de «Policía voluntario» en Texas y en Louisiana. Vamos, que a un tipo famoso por romper piernas haciendo de justiciero EN PELíCULAS le dieron una placa y un arma de verdad. Era, en aquel entonces, el paradigma del gran héroe americano, patriótico y conservador. ¡America First! Y ahora, sin embargo, no está del todo claro qué país escogería primero…

Steven Seagal estrecha la mano de Vladimir Putin.
Soy Steven Seagal: un admirador, un amigo, un esclavo, un siervo.

…entre otras cosas, porque Steven Seagal tiene triple nacionalidad: estadounidense, rusia y serbia, «regaladas» las dos últimas por las autoridades de ambos países. La rusa se la dieron en 2016, pero en 2013 ya ejercía de portavoz en la venta de armas rusas en América. Más tarde fue aceptado como miembro honorario del partido de Vladimir Putin, «Una Rusia Justa», y en 2018 el propio Putin le concedió un cargo diplomático de nombre tan largo como rimbombante: «Representante especial del Ministerio de Exteriores ruso para las relaciones culturales con EE.UU.». Sus competencias son como las de la Oficina del Español de Toni Cantó, o sea, desconocidas. Pero eso no es lo peor.

Seagal con Putin.
Vladimir Putin con el hombre que se comió a Steven Seagal.

Lo peor, seguramente, es que ya en 2017 Seagal fue denominado, por el gobierno de Ucrania, como «Persona peligrosa para la seguridad nacional ucraniana». ¡Cinco años antes de que empezara la guerra! Y mientras tanto, el protagonista de «Marcado por la muerte» ha tenido tiempo de hacerse amigo de líderes tan «amados» en Occidente como Rodrigo Duterte, el presidente filipino que presume de haber matado a un hombre en su juventud (y aquí no pasa nada) o Nicolás Maduro, al que Seagal regaló una katana, mientras la «prensa libre» (ejem ejem) presentaba al presidente venezolano como el Anticristo.

Pero claro: tampoco es que pueda escoger a qué líderes estrechar la mano, teniendo en cuenta el comatoso estado en que se encuentra su carrera como «estrella de cine».

2 / Rueda películas de «Serie Z» en las que, por contrato, no puede perder

Si el cine de «Serie B» es el cine de bajo presupuesto, el de «Serie Z» es el de presupuesto ausente. Cuatro céntimos para hacer el film, rodaje en Hungría o Rumanía (que es mucho más barato), estreno directo en plataformas (o en DVD) y con carátulas en las que aparezca bien grande la cara de la única «estrella» que ha cobrado un sueldo decente por ese bodrio. Así son los films que ruedan desde hace años Nicolas Cage, Bruce Willis (al menos, hasta su retiro) y Steven Seagal.

Y el sueldo «decente» se convierte en «estupendo» cuando protagonizas 6 películas al año, rodadas en menos tiempo del que habrías tardado en rodar una sola, allá en Hollywood. Todo ello, claro está, en detrimento de la «creatividad». Por eso en los últimos años Seagal ha protagonizado films con títulos como «Nacido para matar», «Muy duro de matar» o «Contratado para matar». Si intercambiáramos los títulos de estos tres films, nadie notaría la diferencia.

"Contratado para matar": peliculón (ejem) de Steven Seagal.

Aunque el mejor/peor, sin duda alguna, es «Contrato mortal». Porque es el único film en que Steven Seagal ha sido derrotado, en una pelea, en toda su carrera. No, «Decisión crítica» no cuenta (porque aquí Seagal se sacrificaba para salvar a sus compañeros) y «Machete» tampoco (porque en realidad en este film se suicidaba, antes de que Danny Trejo lograra matarle). Y en todos sus otros films, Seagal siempre gana, y además sin que sus rivales logren apenas despeinarle. Es, por lo visto, un detalle exigido en una cláusula de sus contratos: «yo no pierdo

Salvo en «Contrato mortal» (disponible en Amazon Prime Video)… porque ante un rival como el que tiene en esta película, ¡hasta Steven Segal acepta la derrota!

3 / Ha sido derrotado en el cine… ¡por Mike Tyson!

«Contrato mortal» es una película de 2017 cuyo póster hace pensar en un sostenido duelo estelar entre Mike Tyson y Steven Seagal: como Al Pacino y Robert DeNiro en «Heat», pero en versión AliExpress. Y sin embargo, en una película que dura 2 horas, Mike Tyson sólo aparece 20 minutos, y Steven Seagal incluso menos. El resto es una trama de intriga internacional con actores orientales que ni siquiera aparecen en el póster.

Steven Seagal y Mike Tyson en el póster de "Contrato mortal".
Mike Tyson con Steven Seagal en «Contrato mortal»: la única forma de que Seagal parezca buen actor.

Es el «encanto» de la «Serie Z»: los rostros conocidos en la carátula garantizan las ventas internacionales del producto… y si el producto es lo bastante barato, con esas ventas ya hay beneficios. Aunque luego, en la propia película, apenas aparezcan. Seagal y Tyson son, pues, sólo el anzuelo. Un anzuelo, por otra parte, ¡un tanto sospechoso!

Y es que, en ese film, los dos astros sí que se pelean. En el minuto 10, para ser exactos. Pero una visión atenta de la escena permite detectar sin dificultad ¡la cantidad de planos en los que Seagal podría no ser Seagal! Planos de espaldas, de medio lado, tomas rápidas, planos detalle… y la cara bien visible de Steven Seagal sólo en los primeros planos. Es decir: que encima de que aparece poquísimo, en su escena cumbre trabaja más su doble que él.

¿Acaso Seagal no quería arriesgarse a que Tyson le arrancara una oreja? ¿O será, más bien, que ya no tiene cuerpo para estar dando mamporros mucho rato?

Seagal vs. Tyson en «Contrato mortal»: la mejor peor pelea de la historia del cine.

4 / Su forma física ya no es la que era

Steven Seagal tenía 35 años de edad cuando debutó como actor de cine en «Por encima de la ley». Y en aquel entonces, con 1’93 de estatura, su aspecto era delgado, fibroso y ágil. Y hasta bien parecido: en un mundo donde las estrellas de acción tenían rostros esculpidos en granito, como los de Arnold Schwarzenegger o Sylvester Stallone, Seagal podía considerarse el más guapo de la clase.

Steven Seagal: antes y después.
Steven Seagal, antes y después del buffet libre.

Pero eso fue hace casi cuatro décadas. Actualmente, Seagal ronda los 120 kilos de peso, su peluquín es tan tupido como una alfombrilla del baño y su perilla es un homenaje al tinte capilar. De hecho, parece tener más pelo y menos canas que cuando empezó como actor. Eso en Hollywood no es necesariamente un problema (que se lo pregunten a John Travolta), pero ver a un tipo con evidente sobrepeso pretendiendo ser más rápido y letal que un «Pequeño Saltamontes» da un poco de lástima.

Steven Seagal con perilla teñida.
Steven Seagal, de Rey de los Videoclubs a Rey del tinte capilar.

Querido Steven: con lo que tú has sido… o mejor dicho, ¡con lo que tú mismo dices que has sido!

5 / Su biografía está llena de mentiras y exageraciones

Steven Frederick Seagal nació en Michigan, y sufrió acoso escolar cuando era niño. Esa fue una de las razones que le impulsaron a estudiar artes marciales, desde bien pequeño. Para proseguir con su formación, se mudó a Japón con 18 años, y allí alcanzó el rango de cinturón negro en judo, kárate y aikido. Y lo que es más importante: en un dato que daría por sí solo para el guión de una película, Steven Seagal fue el primer occidental en abrir una escuela de artes marciales en suelo japonés. Hasta ahí, todo cierto, y todo correcto.

Pero parece que, para Seagal, abrir un colegio no es hazaña suficiente. Y desde que llegó a Hollywood, fue adornando su biografía con perlas cada más alucinantes (o alucinadas, o alucinógenas) como que colaboró con la CIA en una operación secreta contra la Yakuza, o que participó en la misión de rescate al Sha de Persia cuando Jomeini llegó al poder en Irán, o que luchó en la guerilla tibetana contra China. Como su habilidad con las artes marciales estaba fuera de toda duda, y su pasado parecía ciertamente misterioso, los fans le compraron esas historias.

Sin embargo, su siguiente afirmación fue que él era la reencarnación de un lama tibetano del siglo XVII, y que un popular guía espiritual budista (amigo de Seagal) podía confirmarlo. Al margen de cómo pudiera confirmarse tal cosa (¿te dan una fotocopia compulsada en el Más Allá?), el mero hecho de Seagal lo contara, totalmente en serio, desata las sospechas sobre él. ¿Es un mentiroso, o un iluminado? La respuesta a tan delicada pregunta podría tenerla… la UFC.

La UFC, o «Ultimate Fighting Championship», es lo que algunos han dado en llamar «La Lucha Definitiva»: la competición más popular (y brutal) de artes marciales mixtas. Una de sus grandes estrellas, el brasileño Anderson Silva, noqueó a su compatriota Vitor Belfort en febrero de 2021, con una patada frontal. ¿Y de quién fue la idea de dar esa patada? Según Steven Seagal, presente en el combate, la idea fue suya. Y más aún: esa patada en particular la inventó él, y él en persona entrenó a Silva para que aprendiese a darla correctamente. Lo ha contrado el propio Seagal, en televisión, más de una vez.

Steven Seagal con Anderson Silva.
Steven Seagal haciendo el «cuñado» con Anderson Silva.

Silva lo niega. Como (parece que) le une cierta amistad con Steven Seagal, el luchador brasileño ha dicho que «Seagal es un buen hombre, pero no es mi entrenador». O dicho de otro modo: Seagal siempre se atribuye el mérito de las hazañas de los demás, o él las hizo antes, o ambas cosas. En román paladino, Seagal es un cuñao.

Y eso que, insistimos, su vida real tiene datos suficientes para presumir. Además de ser un gran aikidoka, domina también el kendo y el kenjutsu (estilos de esgrima clásica japonesa) y su antiguo dojo en Japón sigue abierto. Se llama «Tenshin Dojo» y lo dirige ahora su primera exmujer, Miyako Fujitani, que también es cinturón negro en aikido. Con ella tuvo 2 hijos, pero la abandonó por otra mujer, y más tarde formó otra familia con Kelly LeBrock: la estrella de «La mujer de rojo». Lo que nos lleva al siguiente momento censurable de su vida… junto a Sean Connery.

6 / Le rompió la muñeca a Sean Connery

Cuentan que a Kelly LeBrock la conoció cuando la actriz y modelo visitó Japón, durante una promoción de cosméticos, y allí solicitó un guardaespaldas que hablara bien inglés. Le colocaron al allí célebre fundador del «Tenshin Dojo», el todavía joven y en forma Steven Seagal. Y entre ellos surgió el amor (o lo que sea).

Steven Seagal con Kelly LeBrock
Steven Seagal con Kelly LeBrock y una de sus hijas.

De la mano de Kelly LeBrock, Seagal empezó a trabajar en el mundillo de Hollywood como entrenador de estrellas de cine y coreógrafo de escenas de acción. Y le encargaron preparar al mismísimo Sean Connery en su última película como James Bond 007: «Nunca digas nunca jamás». El empleo no le duró mucho: según los rumores, a Connery no le pareció que aquel tipo flaco de mirada torva pudiera enseñarle gran cosa, y Seagal respondió demostrando lo fácilmente que podía romperle la muñeca a alguien. Ese «alguien» fue el propio Connery.

No fue lo que se dice entrar en Hollywood con buen pie (ni con buena mano). Sólo por ello, Steven Seagal podría haber entrado tranquilamente en nuestra lista de las 7 estrellas de Hollywood con las que nadie quiere trabajar, por insoportables. Pero lo peor aún estaba por llegar.

7 / Hizo tratos con la mafia neoyorquina, hasta que se topó con el FBI

Pese a la muñeca rota de Sean Connery (o quizá gracias a ello) en Hollywood le vieron cualidades como estrella mamporrera. Pero Steven Seagal tuvo la mala idea de asociarse con Julius Nasso: productor de todos sus primeros films, y un hombre con el que Seagal ganó ingentes cantidades de dinero… hasta que rompió su asociación con él. Aliado entonces con el «pope» del cine de acción Joel Silver («Arma letal», «Matrix», «Jungla de cristal», «Commando», «Depredador»), Seagal logró el último gran éxito de su carrera: «Herida abierta». Y ese cambio de socio no le sentó nada bien al señor Nasso. Con estrechos vínculos, como se supo entonces, ¡con la mafia de Nueva York!

En la ciudad canadiense de Toronto, en pleno rodaje de «Herida abierta», aparecieron por el camerino de Steven Seagal nada menos que 5 matones de la familia Gambino, enviados por Julius Nasso. Entre ellos estaba Richard Bondi, alias «El Bulto»: un tipo de 170 kilos de peso con aspecto de desayunar almas. Persuadido por Bondi, y siguiendo instrucciones de Nasso, Seagal tuvo que pagarle a su exsocio nada menos que 700.000 dólares. Entonces fue cuando el actor desató la justiciera violencia que muestra en sus películas y se libró de Nasso y Bondi con sus propios puños, ¿verdad?

Pues no. Seagal descubrió que la vida real no se parece tanto a «Señalado por la muerte» como a «Uno de los nuestros». Y ante la posibilidad real de acabar en el maletero de un coche o en los cimientos de un edificio, Seagal contactó con la polici… qué va: contactó con la familia Genovese, rivales de los Gambino, para solicitarles protección contra Julius Nasso. El actor ofrecía a cambio… 10.000 dólares

La insultante cifra, calderilla para mafiosos de cierto nivel, bien podría haber hecho que los Genovese se aliaran con los Gambino contra Steven Seagal. Pero quiso la fortuna, y el gobierno federal, que ambas familias estuvieran siendo justo entonces investigadas por el FBI. Los pinchazos telefónicos de los federales llevaron a Julius Nasso a la cárcel, aunque sólo pasó entre rejas año y medio porque se declaró culpable. Y Seagal, por su parte, pudo proseguir con su brillante carrera.

8 / Golpeó y amenazó a un compañero de reparto

Justo cuando su relación con Nasso empezaba a hacer aguas, Steven Seagal aceptó un trabajo especial para Warner Brothers (que había confiado en él produciendo el más caro de sus films, «Alerta máxima»). Ese trabajito era intervenir en los primeros minutos de la ya mencionada «Decisión crítica», para que su personaje muriera por sorpresa y cediera el protagonismo al inexperto analista encarnado por Kurt Russell.

Steven Seagal con Kurt Russell.
Kurt Russell con Steven Seagal en «Decisión crítica».

En pantalla, la sorpresa funciona, y no pocos dicen que es el mejor film de Seagal en toda su carrera. Aunque quizá no lo digan por el excelente trabajo como director del habitualmente montador Stuart Baird (durante años, gran jefe de montaje en Warner, y responsable con sus tijeras de dar ritmo y energía a films que sobre el negativo eran material de derribo), sino por el mero hecho de que Seagal moría pronto.

En fin, el hecho es que «Decisión crítica» fue un éxito más que notable. Pero no todos lo celebraron por igual: el actor John Leguizamo, que interpretaba al primer oficial del comando encabezado por Seagal, desveló más tarde la ridícula conducta en plató del famoso aikidoka.

Dice Leguizamo que nada más reunirse los actores que daban vida al comando, Seagal les dijo (totalmente en serio) que él era el gran jefe al mando y que su palabra era ley. Leguizamo, como buen cómico, respondió con un chiste… y Seagal le hizo una llave de aikido, le estampó contra la pared y le dijo el tipo de cosas que diría a los villanos de sus películas. Leguizamo, 1’69 de estatura, reconoce que se quedó helado ante el metro 93 de Seagal y sus maneras de matón de instituto, y no supo realmente qué decir. Lo ha contado, por ejemplo, en este vídeo:

John Leguizamo se desahoga contra Steven Seagal en un programa de radio.

Como explica a partir del minuto 2, el pobre Leguizamo sólo acertó a preguntarle «¿Por qué?», cuando habría querido decirle que es «Un tío viejo y gordo que corre como una chica». ¿Y a qué se refiere con eso? A que Steven Seagal, corriendo, no es precisamente tan gallardo, estético y viril como Tom Cruise. Principalmente, por lo que Seagal hace con su mano derecha cada vez que da unos pasitos rápidos. Aquí una prueba:

Sobre estas líneas, la explicación de por qué Seagal apenas corre en sus películas.

9 / No se atrevió a enfrentarse a Jean – Claude Van Damme

En el verano de 1997, Steven Seagal y Jean – Claude Van Damme cruzaron sus pasos en una fiesta llena de estrellas de cine, celebrada en la casa de Sylvester Stallone en Miami. Y en aquella fiesta, quién lo iba a decir, «Sly» demostró ser el más sereno y templado de todos. Porque Van Damme, ciego de furia (y probablemente de una sustancia blanca que suele consumirse por la nariz) retó ante todos a Seagal, a enfrentarse a mamporros en el jardín de la mansión. Honestamente, habría sido un fin de fiesta excepcional… de haberse producido la pelea.

Pero nunca de produjo. Seagal le dio largas a Van Damme, dijo que no podía pelear con él «porque en sólo dos golpes podría matarte», y farfulló alguna excusa más en la misma línea del hombre que, supuestamente, había luchado con la CIA contra la Yakuza. Van Damme no cejó en su empeño, rojo de ira, llamando cobarde y gallina a su rival. Y cuando Seagal abandonó la fiesta, Van Damme lo siguió por toda la ciudad, de discoteca en discoteca, repitiendo su desafío. Al final, no obtuvo más respuesta que el silencio.

Jean - Claude Van Damme, Don Johnson, Sylvester Stallone y Steven Seagal.
Van Damme, Johnson, Stallone y Seagal en un acto promocional de «Planet Hollywood».

¿Por qué Van Damme tenía esa ojeriza hacia Seagal? Porque Steven Seagal, desde que llegó a Hollywood, fue haciendo amigos con la misma simpatía que mostró más tarde hacia John Leguizamo. Es decir: demostró ser un bocazas y aprovechó cada micrófono que tenía delante para decir que los otros héroes de acción de Hollywood no eran «héroes de verdad», como él, y que podría vencerles sin despeinarse. Especialmente a ese chico belga, Van Damme, que dice haber ganado nosequé torneos en quiensabedónde. Dentro vídeo:

Steven Seagal, haciendo amigos.

La gran pregunta, seguramente, es la siguiente: de haberse producido esa pelea, ¿quién habría ganado? El que habría sido el anfitrión del combate, Sylvester Stallone, lo ha tenido siempre muy claro: «Con la diferencia de peso y músculos, Steven Seagal no tenía nada que hacer frente a Jean – Claude Van Damme».

10 / Se le acusa de violación y acoso sexual

Las 9 «miserias» anteriores reflejan una tónica general: Steven Seagal abusa de quien es más débil y se arruega ante los fuertes. Es el «modus operandi» del típico abusador… y es la misma conducta que ha tenido hacia las mujeres.

Con Kelly LeBrock tuvo 3 hijos, y sólo muchos años después del divorcio se atrevió Kelly a desvelar que su matrimonio fue una galería de abusos y vejaciones. Se separaron cuando Seagal dejó embarazada a la niñera de sus hijos, Arissa Wolf… que también acabaría abandonándole. Quizá ella sabía ya lo que sólo se ha denunciado públicamente tras el «Me Too»: que Seagal acosaba sistemáticamente a todas las actrices que se presentaban a sus castings.

Steven Seagal con Arissa Wolf.
Seagal con Arissa Wolf: primera niñera, luego pareja.

El método era similar al de Harvey Weinstein: citar a las aspirantes a un papel no en un casting abierto, sino directamente en una habitación de hotel, o en las oficinas privadas de Seagal. Una vez allí, les exigía que se desnudaran, como a Jenny McCarthy. Y si ellas aducían que no había desnudos en el guión, él decía que el papel requería desnudos «off camera». Algunas salieron espantadas de allí; otras no tuvieron tanta suerte.

Entre las que acertaron a escabullirse a tiempo destacan Julianne Margulies («The good wife») o Portia de Rossi («Arrested Development»), además de la mencionada McCarthy. Otras, menos conocidas, no encontraron vías de escape y denuncian que fueron violadas por Steven Seagal. Los casos no irán a juicio porque los presuntos delitos han prescrito. Y Seagal, por supuesto, afirma que todas son unas mentirosas que sólo quieren sacarle dinero.

Para los que todavía duden, merece la pena echarle un vistazo a la foto de abajo. Pertenece al preestreno de «Alerta Máxima 2», en la que Katherine Heigl interpretó a la sobrina de Seagañ, con sólo 18 años y mucho antes de intervenir en «Anatomía de Grey». En plena alfombra roja y ante todos los fotógrafos, el protagonista del film hizo lo que hizo. Con todas las cámaras delante, y una sonrisa.

Steven Seagal con Katherine Heigl.
Katherine Heigl con una sonrisa merecedora del Oscar de mejor actriz principal.

La cuarta y actual esposa de Steven Seagal se llama Erdetenuya Batsukh, y se conocieron en Mongolia, donde ella ejerció de traductora para Seagal durante un acto promocional. Llevan 13 años casados y tienen un hijo: el séptimo para el actor de «Alerta máxima». Y suponemos que pasará mucho tiempo con ellos… porque, como decíamos en las primeras líneas, Seagal lleva 3 años sin rodar un solo film. Quizá es que el «Me Too» le ha quitado la careta… o quizá es que, sencillamente, su cara en el póster ya no da dinero.

Steven Seagal con Erdetenuya Batsukh.
Steven Seagal, muy espiritual, con su actual esposa.

Mientras tanto, Steven Seagal justifica como puede a su amigo Vladimir Putin, en las entrevistas, diciendo que los medios occidentales han «malmetido» en el conflicto, y que la guerra entre Rusia y Ucrania es un malentendido entre vecinos. El día en que llegue la paz, sin duda alguna dirá que el mérito en suyo.

Así es Steven Seagal. El 10 de abril cumple 70 años de edad. Cuando acabe la fiesta, que cierre la puerta al salir.

Author

Dr. Rumack

Volando de cine en cine desde 1975, aterrizo en "Sesión Doble" con un doble objetivo: hablar de cine, y hablar de televisión. Disfruta con nosotros, opina lo que quieras y critica lo que te parezca: todo es bienvenido. Pero por favor: no me llames Shirley.

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