Mosaico de las mejores chicas Bond

¿Quienes son las 10 mejores «chicas Bond»? Abordamos esta lista en «Sesión doble», con un doble motivo: el reciente fallecimiento de Tanya Roberts (compañera de James Bond en «Panorama para matar») y el estreno inminente de «Sin tiempo para morir» (salvo que lo aplacen de nuevo, porque cierto virus nos deje «sin tiempo para estrenar»). Repasamos sus nombres, recordamos su talento y su belleza… y desvelamos los datos más divertidos sobre ellas: 10 actrices que, sin duda alguna, hicieron historia en la saga de 007.

1 – Ursula Andress en «Agente 007 contra el Dr. No» (1962): la primera de su clase.

La primera de todas fue Ursula Andress, surgiendo del mar como una sirena de pelo rubio, ojos color miel y metro 65 de estatura, en la primera película de James Bond: «Agente 007 contra el Dr. No». Ella tenía entonces 26 años, los productores de Bond la contrataron al verla en una revista, sin conocerla en persona… y al tenerla delante descubrieron su voz grave y profunda y su fortísimo acento alemán (nació en Suiza). Pero la magia del cine lo arregla todo: fue doblada por otra actriz de voz mucho más dulce… que siguió doblándola en otras tres películas más, hasta que Ursula pulió su acento. Y por otra parte, nadie se fijó en su voz, sino en su bikini blanco: una prenda casi prohibida en aquel entonces, inventada tan sólo 16 años antes (en 1946) y que Ursula Andress y el doctor No contribuyeron a popularizar.

Pero Ursula también fue la primera «chica Bond» en otro singular aspecto: el de los nombres con doble sentido. Su personaje se llama Honey Rider (traducible como «jinete de miel», o incluso como «dulce cabalgada»), y cuando lo pronuncia por primera vez, el mismísimo Bond gira la cabeza. En España le cambiaron el nombre, al doblar la película, por el mucho más casto de Linda Rider. Y tras ella, otros muchos personajes femeninos de la saga de Bond tuvieron nombres así de «ocurrentes», como Plenty O’Toole, Xenia Onatopp o Holly Goodhead (una «santa» referencia… al sexo oral). Así que los guionistas de «Austin Powers» no inventaron nada al bautizar a sus personajes femeninos como Marifé Lación, Olora Vayina, o María Humpajote.

Pero, sin duda, la «chica Bond» con nombre más disparatado es la de «Goldfinger».

2 – Honor Blackman en «James Bond contra Goldfinger» (1964): conejo en abundancia.

Honor Blackman es la actriz londinense que encarnó a la «chica Bond» más importante de la tercera película de 007: «James Bond contra Goldfinger». Con un impactante físico de ojos azules, pelo castaño, metro 68 y todavía más curvas que Ursula Andress, el personaje de Blackman también superaba a la primera chica Bond en lo disparatado de su nombre: Pussy Galore. Conejo en abundancia. No por casualidad, cuando Pussy se presentaba, Sean Connery decía lo siguiente: «Debo de estar soñando».

Los fans de Bond también recuerdan, en «Goldfinger», a Shirley Eaton: la chica a la que mataban por «asfixia cutánea» al cubrir su piel con oro (y cuya imagen aparece al fondo, en el póster). Pero el personaje de Eaton moría a los pocos minutos de empezar la película, mientras que Honor Blackman / Pussy Galore aguantaba hasta al final. Fue, por cierto, durante décadas, la actriz más «vieja» en encarnar a una «chica Bond»… ¡con 39 años de edad! ¡Lo que da una idea de lo jóvenes que han sido siempre las otras «chicas Bond»! (tendrían que pasar más de medio siglo para que Monica Bellucci superara esa marca, como veremos luego). Y otro dato a destacar es que Pussy Galore no era una simple «chica Bond»: era, en la ficción, la «jefa» de un escuadrón femenino de pilotos de combate, tan aguerrida como el propio Bond.

Pero la siguiente «chica Bond» logró algo todavía más asombroso: llevar al misógino 007… al altar.

3 – Diana Rigg en «007 al servicio secreto de su majestad» (1969): sí, quiero.

En 1969 James Bond experimentaba una revolución. En la película de aquel año, «007 al servicio secreto de su majestad», el mítico Sean Connery abandonaba el personaje (por primera vez; no sería la última) y era sustituido por un modelo australiano tan sobrado de masculinidad como escaso de talento: George Lazenby. Y quizá precisamente para compensar sus carencias, los productores de la saga contrataron esta vez a una «chica Bond» que ya era inmensamente popular, antes de compartir pantalla con Bond: la inglesa Diana Rigg, que había triunfado en la «bondiana» teleserie «Los Vengadores» (nada que ver con los superhéroes Marvel) encarnando precisamente a una superagente. Tan carismática era Diana, que 007 hacía lo nunca visto: se enamoraba de ella ¡y se casaban!

Su bonito matrimonio duraba, exactamente, 4 minutos y 50 segundos: los que pasaban desde la boda (casi al final de la película), hasta que el personaje de Rigg moría de un disparo en la cabeza, cuando los villanos ametrallaban el coche de Bond. La carrera de Lazenby como 007 no duraría mucho más: dejó el personaje tras este film, convencido de que iba a comerse el mundo… y se hundió en el olvido. Diana Rigg, en cambio, no paró de trabajar, hasta su muerte en septiembre de 2020, a la edad de 82 años. Y fue grande hasta el final: la vimos en «Juego de Tronos», encarnando a la maquiavélica Oleanna Tyrrell, gran señora de Altojardín y responsable de que al Rey Joffrey se le atragantara el menú de la Boda Púrpura.

La chica Bond Diana RIgg en "Juego de tronos".
Diana Rigg en «Juego de Tronos», con licencia para matar… reyes.

4 – Jane Seymour en «Vive y deja morir» (1973): Bond conoce a la doctora Quinn.

Tras la espantada de George Lazenby, regresó puntualmente Sean Connery con «Diamantes para la eternidad», para ceder el testigo justo después a Roger Moore en «Vive y deja morir». Y con Moore pudimos ver a la «chica Bond» más joven de la saga (hasta el momento), con sólo 21 años de edad cuando rodó este film. Nacida en Inglaterra pero de padre polaco y madre alemana, su verdadero nombre es Joyce Penelope Wilhelmina Frankenberg. Pero para su carrera de actriz, buscó un nombre artístico que los espectadores británicos pudieran recordar con más facilidad… y adoptó el de una de las esposas de Enrique VIII: Jane Seymour. Aunque muchos espectadores la recordarán por otro nombre: el de «La Doctora Quinn». ¡La serie con la que Seymour triunfó en televisión, en los años 90!

Cuando se convirtió en «chica Bond», Jane Seymour estaba casada con Michael Attenborough, hija del prestigioso actor y realizador británico Richard Attenborough (el venerable señor Hammond de «Jurassic Park»). Y para hacerse una idea de la candidez de la joven Jane, hay que saber que llegó al plató con un carta de presentación de su famoso suegro, en la que el señor Attenborough rogaba al equipo de «Vive y deja morir» que fueran amables con la chica, y que le ofrecieran, llegado el caso, «un hombro en el que llorar». La verdad es que la pobre lo pasó fatal: tenía pánico a los caimanes (y hay muchos en la película), contrajo la disentería mientras rodaban en Jamaica, y fue víctima de bromas pesadas por parte de Roger Moore: bromista contumaz que convenció a sus compañeros de que, en el comedor, cuando Jayne Semour se sentara a la mesa, todos los demás se levantaran y se fueran a otra.

A lo mejor es que Roger no entendió bien la carta de Richard Attenborough. Pero seguro que no se habría atrevido a hacer esas bromas a la siguiente «chica Bond».

5 – Britt Ekland en «El hombre de la pistola de oro» (1974): la esposa de otro Bond.

La sueca Britt Ekland fue «chica Bond» en la segunda película de Roger Moore como 007: «El hombre de la pistola de oro». Y no podía ser más distinta de su antecesora Jane Seymour: Ekland tenía 32 años cuando entró en la saga de Bond (11 más que Seymour), llevaba casi tres lustros triunfando como actriz y modelo, y con su nórdica belleza de pelo rubio, ojos verdes y metro 65, era ya una «sex symbol» de fama mundial. No necesitaba que nadie le diera una carta de presentación… y con ella, pocas bromas.

Pero es que, además, Britt Ekland había sido esposa de otro Bond. Porque estuvo 4 años casada con el mítico actor cómico Peter Sellers, que se hizo famoso encarnando al inspector Clouseau en las películas de «La pantera rosa»… pero que también dio vida a un paródico James Bond, en la comedia «Casino Royale» (1967). Se conocieron al cruzarse por casualidad, en la recepción de un hotel, y fue tal el flechazo que se casaron tan sólo ¡diez días después! Pero el dato que saltó a los titulares, y que contribuyó decisivamente a la fama mundial de Britt Ekland, es que Peter Sellers sufrió un ataque al corazón la noche de bodas. Lo que desató la imaginación de muchos, convencidos de que esta «chica Bond» podía ser más letal, en la cama, que el propio Bond. ¡Chúpate esa, 007!

La chica bond Britt Ekland y Peter Sellers el día de su boda.
Britt Ekland y Peter Sellers, el día de su boda: se liga más por gracioso…

6 – Barbara Bach en «La espía que me amó» (1977): la espía que amó a un Beatle.

«La espía que me amó» empezó a rodarse el 31 de agosto de 1976. Y cuatro días antes, todavía no tenían «chica Bond». La espía del título era una agente rusa que se asociaba con Bond, para hacer frente a un enemigo común. Y buscando una belleza europea, los productores de la saga contactaron con Catherine Deneuve… a la que al final rechazaron, ¡porque pedía 250.000 dólares! Por eso acabaron fichando, deprisa y corriendo, a la entonces desconocida Barbara Bach: nacida en Nueva York, pero descendiente de alemanes, austríacos, rumanos e irlandeses. ¿La escogieron, entonces, porque «colaba» como europea? Más bien no: fue porque aceptó cobrar 80.000 dólares. Pagaron por ella menos que por el Lotus Sprit que aparece en el film (que costó 100.000 dólares). Pero el que sí supo apreciar su valía fue… Ringo Starr.

Con dos ojos azules como dos lagos, pelo castaño y metro 70 de estatura, Barbara Bach resultó una ganga: hizo bien su trabajo, dio el pego como agente rusa, y hasta fue votada, en su momento, como «La «chica Bond» más guapa de la historia». Y como vino… se fue. Dos años después de «La espía que me amó», Barbara conoció a Ringo Starr, batería de los Beatles y actor ocasional, al rodar con él la comedia «Cavernícola». En el 81 se casaron, y en el 85 la chica dejó el cine. Lleva 35 años sin ponerse a las cámaras, y este 27 de abril Ringo y ella celebrarán su 40 aniversario de boda. Y tan feliz. ¿Bond? ¿Qué Bond?

7 – Kim Basinger en «Nunca digas nunca jamás» (1983): haciendo honor al título.

El título de este film era un chiste sobre Sean Connery, que había renunciado dos veces a Bond, diciendo que «nunca jamás» volvería a interpretarlo. Lo dijo una vez, cuando cedió el papel a George Lazenby, y lo dijo de nuevo, al pasar el testigo a Roger Moore. Pero se comió sus palabras cuando aceptó rodar este film, convencido por persuasivos argumentos: un cheque de 3 millones de dólares más el 15% de los ingresos del film, y control creativo sobre el proyecto. Poderosas razones… no muy distintas a las que llevaron a Kim Basinger a convertirse aquí en «chica Bond». Ella también había dicho que jamás lo sería, y también acabó diciendo que «Nunca digas nunca jamás».

A la joven Kim ya le habían ofrecido 2 veces ser «chica Bond», en otras tantas películas de Roger Moore: en «Moonraker» y en «Sólo se vive dos veces». Rechazó ambas ofertas por miedo a ser encasillada, pero pasaban los años y su carrera no terminaba de despegar. Y a punto de cumplir los 30, tras una década en Hollywood sin lograr más que pequeños papelitos en teleseries, tomó 2 decisiones que cambiaron su vida para siempre: posar para Playboy, y ser «chica Bond». Con su explosiva belleza de ojos azules, pelo rubio natural y metro 71, logró la fama al instante. El precio que pagó por ello, igual que Sean Connery, fue tragarse sus palabras. Pero, ¿se vio encasillada como «sex symbol»?

La verdad es que sí. Pero no tanto por Bond ni por «Playboy», sino más bien por «9 semanas y media». Y no logró salir del encasillamiento hasta 11 años después, cuando ganó el Oscar de mejor actriz secundaria por «Los Ángeles Confidencial». Pero aún así, Kim siempre ha dado las gracias a Hugh Heffner y a James Bond por haber lanzado su carrera. Su actitud podría resumirse en esta frase: nunca digas nunca jamás, y dí siempre gracias.

Kim Basinger en "Los Ángeles Confidencial"
Kim Basinger: confidencialmente, una actriz de Oscar.

INCISO: el propio rodaje de «Nunca digas nunca jamás» fue una anomalía, porque esta película no pertenece a la saga oficial de Bond. Las circunstancias en que llegó a filmarse dan para otro artículo, y ya las contaremos en otra ocasión. Lo indicamos tan sólo porque fue un punto de inflexión que, sumado a otros factores, hizo que el «sello Bond» perdiera lustre y prestigio durante década y media. Y con él, también perdieron lustre las «chicas Bond»: ni Tanya Roberts (que en paz descanse), ni las compañeras de reparto de Timothy Dalton (sustituto de Roger Moore) lograron anclarse en la memoria colectiva tanto como sus antecesoras.

Habría que esperar a Pierce Brosnan para que las chicas de la saga recuperaran su impacto, desde Famke Janssen a Sophie Marceau, pasando por Michelle Yeoh y Denise Richards: siliconada belleza que encarnó, en «El mundo nunca es suficiente», a una doctora en Física Nuclear llamada Christmas Jones (imposible saber quién había fumado más yerba: si los guionistas que idearon ese nombre, o los directores de casting que la contrataron para ese papel).

Pero de todas las compañeras de Pierce Brosnan, destaca muy encima de las otras la flamante segunda «chica Bond» que ganó un Oscar.

8 – Halle Berry en «Muere otro día» (2002): otro Oscar para Bond.

Kim Basinger fue la primera «chica Bond» en ganar un Oscar, pero lo ganó 14 años después de compartir pantalla con James Bond. En cambio, Halle Berry ya había ganado el Oscar, y no como actriz secundaria sino como actriz principal (por «Monster’s ball»), cuando aceptó compartir pantalla con Pierce Brosnan en «Muere otro día». Muchos dijeron que era un paso atrás en la carrera de Halle, pero ella se arriesgó, por dos razones. La primera es que su personaje no era una simple comparsa de 007, sino una superagente tan capaz como el propio Bond… con una entrada en escena cuidadosamente diseñada para evocar a Ursula Andress en «Dr. No». Bikini incluido.

La segunda razón por la que Halle Berry aceptó ser «chica Bond» fue porque los productores de la saga le prometieron que su personaje, la superespía Jinx Johnson (otro nombre curiosito) tendría más tarde sus propias películas, como protagonista absoluta, al margen de James Bond. Pero Halle tendría que haber recordado con quién estaba tratando: con los mismos productores que racanearon el suelo a Barbara Bach, que dejaron que a Jane Seymour la cosieran a bromas, y que doblaron la voz de Ursula Andress sin avisarla. Una vez estrenada «Muere otro día», de Jinx Johnson nunca más se supo.

Y a decir verdad, de Pierce Brosnan tampoco. Tras «Muere otro día», llegó otro Bond, con la cara de Daniel Craig… y con él llegaron otras «chicas Bond». Empezando por la que este redactor escogería, si tuviera que votar por la más atractiva de todas.

9 – Eva Green en «Casino Royale» (2006): cambiemos todo (para que todo siga igual).

En «Muere otro día» Pierce Brosnan conducía un coche invisible, después de hacer kite-surf sobre una ola gigante. Era difícil ir más allá sin caer en la autoparodia, así que los productores de Bond decidieron ir «más acá»… y rodaron «Casino Royale» (no confundir con el paródico «Casino Royale» que protagonizó Peter Sellers en 1967).

Tomando como inspiración a Jason Bourne (es decir: copiándolo), los productores de Bond se alejaron de la ciencia – ficción y buscaron un cierto «realismo sucio», con un 007 más terrenal. Por eso contrataron a Daniel Craig: un actor excelente que, no obstante, tiene cara de saber más sobre partir piernas que sobre hacer Martinis con vodka. Y a su lado, pusieron a una «chica Bond» que no se dejaba seducir por sus modales de macho y que le derrotaba claramente en las peleas dialécticas. Eso sí: tan guapa como siempre ¡o más aún! Como decían en «El gatopardo», hay que cambiar todo para que todo siga igual. Y la elegida fue Eva Green. Juzguen ustedes.

Ojos verdes, cabello oscuro, 1’68 de estatura, nacida en París y con 25 años de edad cuando rodó «Casino Royale»: ese sería el retrato robot de Eva Gaëlle Green. Debutó en el cine con 23 a las órdenes de Bernardo Bertolucci en «Soñadores», donde se pasa desnuda la mitad del metraje, y el propio Bertolucci llegó a decir que «Su belleza es indecente». Tan bella como ella es su hermana melliza, que está casada con un conde italiano. Y de la propia Eva se dice que lleva 6 años con Tim Burton, aunque ellos ni confirman, ni desmienten. Artistas excéntricos, aristocracia europea, cineastas de culto y James Bond se dan cita en la biografía de Eva Green. No se puede ser una «chica Bond» más especial.

O quizá sí…

10 – Mónica Bellucci en «Spectre» (2015): rompiendo moldes.

Decíamos antes de Honor Blackman fue, durante décadas, la «chica Bond» de más edad: rodó «Goldfinger» con 39 años, siendo 5 años mayor que Sean Connery. Pero esas cifras pasaron a la historia medio siglo después, cuando la siempre bella Monica Bellucci intervino en «Spectre», cumplidos ya los 51 años, y con 3 años más que Daniel Craig. Los productores de Bond, siempre propensos al autobombo, no tardaron en aplaudir el salto de la saga hacia el «empoderamiento femenino», presumiendo de tener en su película a una «mujer Bond» casi de la edad del propio Bond, y orgullosa además de sus arrugas. Por desgracia, este bello razonamiento tiene una pequeña pega…

…y es que, en «Spectre», el verdadero interés romántico de 007 no es Monica Bellucid sino Léa Seydoux: una actriz francesa 17 años más joven que Daniel Craig (en el póster del film, a la derecha). ¿Empoderamiento con las «chicas Bond», dicen los productores? El justito: ya sabemos que todo tiene que cambiar, etc etc.

Aunque ahora nos dicen que de verdad va a cambiar, con la nueva película del superagente británico. ¿Será verdad?

Extras 11 y 12: Ana de Armas y Lashana Lynch en «Sin tiempo para morir» (2012).

Recordemos que, si todo va bien, la nueva película de James Bond llegará a los cines en abril de 2021. Recordemos también que se titula «Sin tiempo para morir»… y que, en «Sesión doble», la destacábamos como una de las 21 películas más esperadas de 2021. Y nos dicen sus productores que ahora sí, de verdad de la buena, 007 tiene a su lado a verdaderas equivalentes femeninas del agente con licencia para matar. Son la hispanocubana Ana de Armas y la británica Lashana Lynch. Y es verdad que, a juzgar por sus pósters promocionales, no parecen necesitar que nadie las rescate.

¿Serán verdaderas heroínas… o acabarán como Jinx Johnson? Habrá que esperar al estreno para saber si las «mujeres Bond» vienen para quedarse, o si los cambios en la saga son sólo cosméticos y «gatopardistas». Por de pronto, ojo a los nombres de los personajes: el de Ana de Armas se llama, sencillamente, «Paloma», y el de Lashana Lynch se llama «Nomi». Sin apellidos… y sin juegos de palabras.

Habrás más «chicas Bond» en la saga de 007, y serán todas esculturales. Pero ninguna tendrá nombres como Honey Rider o Pussy Galore. Diga lo que diga Lampedusa, algo sí hemos cambiado.

Author

Dr. Rumack

Volando de cine en cine desde 1975, aterrizo en "Sesión Doble" con un doble objetivo: hablar de cine, y hablar de televisión. Disfruta con nosotros, opina lo que quieras y critica lo que te parezca: todo es bienvenido. Pero por favor: no me llames Shirley.

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