Las películas de volcanes pueden servirnos para aprender mucho sobre el volcán de La Palma. En concreto, para saber cómo NO se comporta un volcán, ¡porque los de las películas están llenos de disparates científicos! Ríos de lava que no deberían fluir, nubes piroclásticas que no podrían producirse, héroes que sobreviven a situaciones en las que cualquiera moriría abrasado… Hay de todo en las erupciones de película. ¿Llevas días pegado a la tele, viendo qué ocurre en La Palma? Entonces no te pierdas esta lista con 10 grandes películas de volcanes, para compararlas con la realidad.

El volcán de La Palma: cualquier parecido con las películas de volcanes es pura coincidencia.
El volcán de La Palma: cualquier parecido con la ficción es pura coincidencia.

1 / «Jurassic World: el reino caído», o cómo hacer running ante una nube piroclástica

DE QUÉ VA: dirigida por el barcelonés Juan Antonio Bayona, «Jurassic World: el reino caído» (disponible en Amazon Prime Video) es la quinta entrega de la saga que empezó con «Parque Jurásico». Y tras cinco episodios, la trama comienza esta vez con una erupción volcánica en la isla de los dinosaurios. ¿Lograrán sobrevivir, o veremos cómo cae su reinado? Y ya que hablamos de películas de volcanes: ¿podrá Chris Pratt explicarnos cómo su personaje puede ser envuelto por una nube piroclástica, y vivir para contarlo?

La escena del volcán de «Jurassic World: el reino caído».

RIGOR CIENTÍFICO: más bien nulo. O como diría el manual del cine de Hollywood, no dejes que la realidad te chafe una buena escena de acción. Chris Pratt corre por una ladera con una nube piroclástica a su espalda, la nube la envuelve… y al momento, el héroe reaparece como si aquello no fuera más que polvo y hollín. Imposible: una nube volcánica como esa ronda en la vida real los 1.000 grados de temperatura, y avanza a una velocidad de 700 km/h. Imposible escapar vivo de ella, aún menos a pie, ¡y todavía menos si te envuelve!

Pero claro: todo esto sucede en el minuto 44 de película. ¡Demasiado pronto para cargarse al héroe! Igual es que el volcán (y la nube) también lo saben, y por eso le dejan salir vivo…

2 / «Un pueblo llamado Dante’s Peak»: tenían a un experto, pero vete a saber dónde estaba mirando

DE QUÉ VA: el volcán inactivo de «Un pueblo llamado Dante’s Peak» empieza a dar señales de entrar en erupción. Linda Hamilton y Brosnan, Pierce Brosnan, avisan de que va a ocurrir lo peor. Pero nadie les hace caso para no dañar el turismo (hola, «Tiburón»), hasta que ocurre lo peor. En el rodaje del film, como garantía de rigor y realismo, contaron con la presencia de David Harlow: el prestigioso vulcanólogo que predijo la erupción de Pinatubo, en Filipinas. Pero la ficción de la trama y la realidad del rodaje corrieron en paralelo… porque a Harlow tampoco le hicieron ningún caso.

Cruzando el río de lava en «Un pueblo llamado Dante’s Peak».

RIGOR CIENTÍCO: más o menos, 2 sobre 10. A lo mejor David Harlow estaba en el baño cuando rodaron la escena de un todoterreno circulando por encima de una lengua de lava; avanza con dificultad y se quema un poquito, sí. Pero es que, en la vida real, no habría avanzado ni un centímetro. Las ruedas (y el combustible) habrían empezado a arder incluso ANTES de tocar la lava, por las altísimas temperaturas, y Pierce Brosnan habría acabado como una buena paella: socarrat.

Pero es que además, en un error que comparten muchas películas de volcanes (también «Jurassic World»), el volcán de «Un pueblo llamado Dante’s Peak» expulsa al mismo tiempo ríos de lava y nubes piroclásticas. Y en realidad, ambos sucesos son incompatibles. Si hay ríos de lava fluida, es que no se ha acumulado la suficiente presión para que estalle una nube piroclástica. Y si hay nubes, es que los materiales son tan sólidos que no puede haber ríos de lava como los del film. Podemos comprender que los guionistas antepongan el espectáculo a la realidad, pero entonces… ¿por qué contratar a un experto vulcanólogo?

3 / «Volcano»: vamos a ver quién tiene el volcán más grande

DE QUÉ VA: en 1997, los productores de la 20th Century Fox vieron que los de Universal estaban preparando una película sobre volcanes («Un pueblo llamado Dante’s Peak»). Y quizá para fastidiar, o para aprovechar una tendencia de mercado (o porque en Hollywood escasean las ideas propias), en Fox decidieron entonces sacar su propia «peli» de volcanes. Fue la «Guerra de las Películas de Volcanes», como después la hubo con las de meteoritos («Armaggedon» vs. «Deep Impact»).

Para que ningún espectador tuviese dudas sobre su argumento, los de Fox llamaron a su película «Volcano». ¿Y de qué trata? Pues eso: del surgimiento de un volcán… en Los Ángeles. Como si no tuvieran bastante con la falla de San Andrés.

«Volcano»: un rescate tan heróico como imposible.

RIGOR CIENTÍFICO: claramente bajo cero. Lo bueno es que en «Volcano» ni siquiera intentan fingir que el rigor les importa, y todo ocurre para que aumente la diversión, aunque sea imposible. Por ejemplo: un valiente secundario rescata a un hombre desmayado en el metro, y lo lanza por los aires alejándole de la lava… mientras él mismo se hunde en el magma, despacio, como si fueran arenas movedizas. Falso: esa lava es más densa que el cuerpo humano. Como mucho, el heróico personaje se desmayaría por los gases y el calor, caería sobre la lava y allí entraría en combustión. Pero no se hundiría.

Y hay más: los helicópteros vuelan sin descanso sobre el volcán, cuando la ceniza suspendida en el aire les impediría volar (pero así queda más espectacular). Los personajes se acercan a escasos centímetros de la lava y no les pasa nada (arderían, como el héroe del párrafo anterior). Y lo mejor de todo: los protagonistas hacen un carril de barreras de cemento para dirigir la lava hacia el mar. Más que imposible: la lava desintegraría el cemento y fluiría a su antojo. Ya se está viendo en el volcán de La Palma: la lava, como la Dama del ajedrez, va por donde quiere, como quiere, y se come a quien le apetece.

4 / «Pompeya»: hacer «Titanic» cambiando el barco por un volcán

DE QUÉ VA: un chico pobre y una chica rica descubren el amor mientras el mundo se hunde a su alrededor, envueltos en un desastre que ocurrió en la vida real y que es universalmente conocido. ¿»Titanic»? No, «Pompeya»: si la fórmula le funcionó tan bien a James Cameron, ¿por qué no repetirla, en versión «películas de volcanes»? Aquí el chico pobre es un gladiador con la cara de Jon Nie… perdón, de Kit Harington. La chica rica es Emily Browning, vista en «Sucker Punch». Y a falta de barcos, tenemos el Vesubio: el volcán que sepultó Pompeya y Herculano bajo un manto de ceniza. Lo que no tenemos, como era de esperar, es ningún respeto a los hechos reales.

Clip de «Pompeya»: ojo a las (poco científicas) rocas explosivas

RIGOR CIENTÍFICO: tanto como rigor histórico. O sea, cero patatero. Una vez más, se mezclan nubes piroclásticas con ríos de lava. Y esta vez, también con tsunamis, terremotos y hasta piedras explosivas, como si los volcanes lanzaran granadas en vez de pedruscos. Lo cierto es que el Vesubio no expulsó ni una gota de lava, ni piedras tan sólidas como en el film, sino toneladas y toneladas de piedra pómez: tan ligera que no sólo no explota sino que además flota en el agua. Y la muerte de los pompeyanos llegó, en la vida real, no por lava ni por explosiones, sino por la imparable y ardiente nube.

Y eso nos lleva al error final. La película da a entendar que las «estatuas» que hoy se conservan, de algunos pompeyanos fallecidos, son sus propios cuerpos carbonizados y petrificados. Pero no: lo que se conservó bajo la ceniza fue el espacio vacío que una vez dejaron los cuerpos. Usándolo como molde, los arqueólogos han «rellenado» esos huecos, reconstruyendo así las figuras. La ciencia, como tantas otras veces, es menos romántica que la ficción, también en las películas de volcanes.

Y hablando de amor e historia: no te pierdas nuestra lista de 10 películas de amor basadas en hechos reales, por increíble que parezca. Porque a veces, no hace falta un volcán para que suba la temperatura.

5 / «Al este de Java»: la erupción del Krakatoa

DE QUÉ VA: inspirada en hechos reales, «Al este de Java» recrea la terrible erupción del Krakatoa de agosto de 1883, en Indonesia, entre las islas de Java y Sumatra. Fue uno de los eventos más mortíferos de la historia reciente, con casi 40.000 muertos, entre terremotos, tsunamis y la propia erupción, de una potencia equivalente a 4 millones de bombas como la de Hiroshima.

Todo el archipiélago circundante al Krakatoa quedó destruido, y la explosión se oyó incluso en Perth, Australia, a más de 3.000 kilómetros de distancia. Con ese acontecimiento como telón de fondo se rodó la película: la más inspirada en un hecho real en toda esta lista de películas de volcanes. Pero en ella se echan en falta algunas nociones de geografía básica. Sigue leyendo.

Tráiler de «Krakatoa, al este de Java». O al oeste. O donde sea…

RIGOR CIENTÍFICO: tanto como geográfico, así que más bien poco. Para empezar, porque el Krakatoa no estaba al este sino al oeste de Java. Los productores se dieron cuenta del error cuando todo el material gráfico y promocional estaba ya editado y preparado; cambiarlo (o destruirlo y empezar de cero) habría sido demasiado costoso, así que decidieron, como suele decirse, «tirar p’alante» y apechugar con el error geográfico. Al fin y al cabo, tampoco es que el resto del film sea precisamente un tratado de vulcanología.

6 / «El día del fin del mundo»: volcanes y petróleo, ¿qué puede fallar?

DE QUÉ VA: en una isla del Pacífico conviven un hotel de superlujo, una explotación petrolífera… y un volcán. No parece la mejor idea del mundo, pero corría el año 1980 y el productor Irwin Allen estaba desesperado. Había triunfado la década anterior con películas de catástrofes llenas de grandes estrellas, como «El coloso en llamas» o»La aventura del Poseidón», y aunque la fórmula parecía estar agotándose, quiso exprimirla una vez más. ¿Qué podía ser más catastrófico que un incendio o un naufragio? Pues claro: un volcán.

Con un reparto encabezado por Paul Newman, Jacqueline Bisset y William Holden, Irwin Allen produjo «El día del fin del mundo». Que sin duda es una película catastrófica, pero no en el sentido que Allen quería.

Clip de «El día del fin de mundo» (con Paul Newman viendo cómo arde su carrera).

RIGOR CIENTÍFICO: como para provocar la muerte súbita de un comité de Ciencia. Entre otras cosas, porque jamás podrá haber petróleo en zonas de actividad volcánica. Hace falta muchísimo tiempo para que se complete el proceso de formación de un combustible fósil, pero no tanto para que se desate actividad volcánica en una zona sensible. La lava, el magma, las temperaturas, los movimientos de tierra siempre acabarían arruinando el posible yacimiento. Así que, ya de partida, la premisa es imposible.

Y si a eso añadimos el aire añejo y «demodé» que tiene el film, con efectos de destrucción que ya no sorprendían a nadie, y un reparto con cara de «yo-estoy-aquí-por-el-cheque», está claro que «El día del fin del mundo» no podía pasar a la historia del cine. O sí, por estar a punto de arruinar para siempre la carrera de Paul Newman. Pero es que además, de todas las películas de volcanes, esta es posiblemente la más aburrida.

7 / «Joe contra el volcán»: amor y lava (y el rigor en la Luna)

DE QUÉ VA: Tom Hanks es un humilde y gris empleado llamado Joe, al que diagnostican una muerte inminente. Decidido a exprimir lo que le quede de vida, acaba con Meg Ryan en un volcán del Pacífico. De ahí el título: «Joe contra el volcán». Y por el camino, podrá observar la Luna como nadie la ha visto antes. Como ab-so-lu-ta-men-te nadie ha visto antes.

Tráiler original de «Joe contra el volcán».

RIGOR CIENTÍFICO: en cuanto a volcanes, el de costumbre. En cuanto a la Luna, la pareja protagonista observa durante la cena una Luna creciente con los «cuernos» apuntando hacia abajo. El problema es que dichos «cuernos» apuntan siempre en la dirección opuesta al Sol. Y si estamos en el hemisferio norte (como es el caso, en el film), con el Sol en el Oeste y por debajo del horizonte (porque está anocheciendo), entonces los «cuernos» de la Luna estarían mirando HACIA ARRIBA, y no hacia abajo.

Pero en fin: si de vulcanología no saben mucho en Hollywood, ¡de astronomía mejor ni hablamos! Lo que está claro es que las películas de volcanes pueden meter la pata en cualquier disciplina científica.

8 / «Star Wars, episodio III: la venganza de los Sith», o el volcánico origen de Darth Vader

DE QUÉ VA: por inexplicables razones que este redactor no alcanza a comprender, el personaje de Natalie Portman se enamora de Hayden Christensen. Que el joven Anakin Skywalker (y futuro Darth Vader) mate a decenas de niños tampoco ayuda a cimentar su amor. Y en pleno ataque de celos, instigado además por el malvado Lord Palpatine, el joven Anakin lucha a muerte contra Obi Wan Kenobi / Ewan McGregor, encima de una balsa que fluye sobre ríos de lava.

Hasta aquí, otro día normal en una galaxia muy, muy lejana. ¿Pero qué pasa con la lava?

Duelo sobre lava en «La venganza de los Sith»: se derrite el acero, pero ellos no.

RIGOR CIENTÍFICO: hablar aquí de rigor parece casi un chiste. La lava, esta vez sí, derrite y destruye todo lo que toca (no como en otras películas de volcanes), pero una vez más los héroes son inmunes a las altas temperaturas. Y es que Anakin y Obi Wan pelean como si no hubiera un mañana (ni seis episodios más) a escaso metro y media de la lava.

Por el camino, el sable láser de Annakin Skywalker cambia de forma y tamaño, y en ambos duelistas los sables cambian de mano entre toma y toma. Debe de ser cosa de «La Fuerza», que además de hacerte mover objetos con la mente, te da la resistencia del teflón. ¿O serán los midiclorianos? A ver si ése va a ser el secreto de los héroes de las películas de volcanes…

9 / «El Señor de los Anillos»: el volcán donde forjar y destruir el tesssoro

DE QUÉ VA: el Señor Oscuro Sauron forjó el anillo único en el volcánico monte del Destino, como vimos en la primera entrega de «El Señor de los Anillos». En la segunda, los hobbits Frodo y Sam se dirigen hacia el volcán con la misión de lanzar el anillo a su ardiente lava, porque sólo así podrán destruirlo. En la tercera, ya en el mismo volcán, se enfrentarán a explosiones, lava y calor sofocante, mientras Gollum intenta recuperar su «tesssoro».

Quizá no tenga mucho sentido hablar de rigor científico en la Tierra Media, donde hay dragones, Nazguls, orcos, trasgos y trolls de sensibilidad variable a la luz del Sol (a veces se convierten en piedra, y a veces no). Pero, ¿qué hay del volcán?

Clip de «El retorno del Rey»: escapando del Monte del Destino.

RIGOR CIENTÍFICO: o los pies de los hobbits son termoaislantes, o no podemos hablar de rigor científico. Primero ascienden por el Monte del Destino como si tal cosa, luego se acercan a la boca del volcán respirando los gases corrosivos sin problemas, y después Gollum se hunde en la lava despacito, como el operario de «Volcano». Pero es que además, Frodo y Sam sobreviven a la erupción alejándose a pie, como Chris Pratt en «Jurassic World». Y por último, quedan rodeados por la lava en una pequeña «islita», a escasos metros del flujo magmático, sin que las temperaturas de 1.000 grados les calcinen.

Lo dicho: ¿tiene sentido fijarse en ello, en un entorno fantástico como es la Tierra Media? Tanto como quejarse de que los hobbits coman patatas o tomates, en un mundo (presumiblemente) previo al descubrimiento de América. Es decir: no mucho. Y además: más disparates que Tolkien cometió Julio Verne, y se le sigue viendo como el Gran Visionario de la ciencia-ficción. Al fin y al cabo, las películas de volcanes no serían lo mismo sin…

10 / «Viaje al centro de la Tierra»: el punto de partida de las películas de volcanes

DE QUÉ VA: sin duda alguna «Viaje al centro de la Tierra» es una de las más populares novelas de Julio Verne. Publicada en 1864, trata sobre un pequeño grupo de científicos que, a través de las grutas de un volcán de Islandia, descienden hasta el mismísimo centro de la Tierra… y vuelven a la superficie saliendo por el Etna, en Italia. Su mejor adaptación cinematográfica es, quizá, la que protagonizó James Mason en 1959. Y podría decirse que la de Verne es la primera narración moderna sobre volcanes. De ciencia, en cambio, no habría mucho que decir.

Tráiler de «Viaje al centro de la Tierra» de 1959.

RIGOR CIENTÍFICO: todo el que puede haber en una historia original de 1864. Por muy visionario que fuera Julio Verne, con «Viaje al centro de la Tierra» patinó por completo. El verdadero «centro» de la Tierra, sobra decirlo, es un núcleo incandescente al que es imposible bajar.

Y aún aceptando la premisa fantástica de que nuestro planeta sea hueco, si hubiera un gran lago justo en el centro (como en el film) no tendría nubes y tormentas, porque para ello haría falta una actividad atmosférica que jamás podría producirse en el interior de una caverna, por grande que fuera. Y tampoco veríamos un campo magnético capaz de atraer el oro… porque el oro, al contrario que el hierro, no responde a impulsos magnéticos. De los dinosaurios con los que se topa James Mason mejor ni hablamos, entre otras cosas porque ¿de qué se alimentarían?

¿Quizá de algún Chris Pratt que pase corriendo por allí? Seguramente no: el «Reino Caído» de «Jurassic World» no cayó, que sepamos, hasta el mismísimo centro de la Tierra.

En cualquier caso, todo esto demuestra que entre las películas de volcanes y la realidad, cualquier parecido es pura coincidencia. La lava de La Palma ha llegado a correr a 4 kilómetros por hora, que no es precisamente una velocidad muy cinematográfica. Así que la vida real no es tan «cinética», ni tan «estética».

Pero es real. Sólo por eso, el volcán de La Palma es más cab*** que casi todos los volcanes de esta lista de peliculas de volcanes.

Author

Dr. Rumack

Volando de cine en cine desde 1975, aterrizo en "Sesión Doble" con un doble objetivo: hablar de cine, y hablar de televisión. Disfruta con nosotros, opina lo que quieras y critica lo que te parezca: todo es bienvenido. Pero por favor: no me llames Shirley.

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